miércoles, 6 de julio de 2011

.

Deshojar una margarita, diciendo el típico: " me quiere, no me quiere ". Albergar en ella una parte de tus esperanzas, y una dosis de ilusión. El resultado tan solo es suerte, aunque, quizás es más que eso. Ahí es cuando entra en juego el destino. Dejando eso a un lado, siempre puedes deshojar otra margarita, y repetir el típico : " me quiere, no me quiere ", y pensando. Recreando en la mente una sonrisa, una ilusión, una caricia, un recuerdo y un adiós. Un te quiero, un beso, un amor, una parte del corazón. Nunca había entendido el por que de este hecho. Es decir, ¿ en qué va a ayudar una simple flor, cuándo se trata de algo tan inexplicable como el amor ? Por fin lo he entendido, o, por lo menos, he entendido por que lo hago yo. No deshojo margaritas porque crea en el resultado. Lo hago porque me gusta lo que se siente cuando sale el me quiere. Porque siento que me puedo apoyar en esa teoría, porque lo necesito, porque es eso o caerme y derrumbarme sabiendo que nunca me querrás. Porque cuando se trata de ti, puedo asegurar que soy la persona más insegura del mundo. Porque solo tú eres capaz de hacer que me tiemblen las piernas cuando te veo. Que sienta cosas en mi barriga. Que no me salga la voz. Que solo me apetezca besarte, y no cansarme nunca. Supongo, que es porque, te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario